Sol.

Mi estado empeora antes de mejorar.
Entro en mi periodo cuando debería estar mejorando de la gripe.

Siempre sufrí de maldehijadas y terribles retortijones desde que me convertí en mujer. Y acurrucada de dolor maldecia mi condición: porque el dolor?, porque era mujer?, porque no era un hombre para andar fresco como lechuga?!, porqué,  porque y porqué.

Visité bastantes especialistas en mi juventud, ecografías y análisis no dejaron de faltar; pero todos eran en vano pues no encontraron una causa contundente. En ese lapso los dolores se convinaban con visión borrosa, escalofríos,  vomitos, palidez, desvanecimientos y otros.

Sin una luz al final del tunel entre en el mundo de la automedicación. Mis nuevos mejores amigos eran inyecciones de Diclofenaco ♥ y multiples antinflamatorios.

En un momento de lucidez me decidí a dejar la dependencia a las intramusculares y opte por pastillas compuestas de Diclofenaco y Paracetamol.  Funcionaban bien, pero en dosis altas: 2-3 pastillas cada 6 horas.

Una ultima vez recurri a una especialista femenina, que me indicó que muchas personas eran mas delicadas y poco tolerantes al dolor (Quedé indignada pues pensé que al ser de mi género tendría un poco mas de comprensión. Si claro, soy bastante sensible, casi de cristal).
No juegues el papel de heroina, si sientes que el dolor comienza solo toma las pastillas y ya.-Me decía-. Ok!.

Aquí estoy; hoy menos enferma que en otros años; no recurrí a mi dosis de pastillas pero es la rutina la que me envuelve en mi cama y hace que automáticamente me sienta indispuesta, asi no sea cierto. Me arepollo bien y aletargo mi cuerpo en una comoda posición. Cuando me doy por vencida no hay quien me pare; me hundo en mis sábanas y no pienso despertar.

Vamos a dormir, inventemos que no hay mañana, porque el Sol ya se cansó de salir.